Bienvenido a Collagium. Un espacio donde se muestran de forma desordenada pequeños instantes congelados de una vida, pensamientos, reflexiones, proyectos... Todo lo que un día tras otro me interesa y conforma pedazo a pedazo mi existencia.


jueves, 22 de abril de 2010

En Goldwing por Nevada

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Lo que más me sorprende cuando llego a Estados Unidos es lo grande que es todo: los coches; los vasos de Cocacola; la gente; las raciones de comida... Hasta las palabras son grandes. Allí nada es "good" o "nice" todo es "awesome". ¿Qué opciones te deja esto para alquilar una moto en Las Vegas, la ciudad del exceso? Una vez que ya llevábamos una semana allí y estábamos medio adaptados al estilo de vida ¡No vas a alquilar un Vespino! Estuvimos considerando dos opciones: una Electra Glide o una Goldwing. Si hubiésemos llevado una semana más en USA seguro que habríamos alquilado la Electra Glide que hace más ruido. Pero con sólo una semana aún nos quedaba algo de europeo dentro y nos decidimos por la más discreta Goldwing.



Nos dirigimos a un prestigiosísimo negocio de alquiler de motos donde fuimos maravillosamente atendidos por una chica que curiosamente nació la misma fecha que yo aunque unos años después. Una vez pagados los $1000 de fianza por la motarraca salimos a rodar por el centro de Las Vegas: "The Strip", la calle donde están todos los hoteles que vemos en las pelis.


La moto me sorprendió muy gratamente. Por supuesto es un dechado de tecnología, todo lo que siempre has soñado tener a bordo de una moto lo tienes instalado de serie: navegador, radio/cd con entrada para MP3, control de la presión de las ruedas, control de crucero, cierre centralizado, marcha atrás... En parado no es tan torpe como pudiera parecer en un principio aunque la marcha atrás es imprescindible si no quieres tener que andar reclutando transeúntes para que te ayuden a desaparcar. Una vez que la moto está en movimiento el centro de gravedad tan bajo que tiene es de gran ayuda y al final resulta una moto relativamente ágil, eso sí, olvídate de serpentear entre los coches... que por cierto en EEUU no se hace, las motos van tranquilamente detrás de éstos, en amor y compaña. Lo que sí me disgustó de la moto es lo difícil que es mantener la estribera alejada del asfalto, en curvas cerradas hay que ir con cuidado y entrar relativamente despacio para no llevarse el sustazo. Dos cosas completamente indiscutibles son la inmensa comodidad de la máquina y la potencia del motor. Según mi artillera de cola, el asiento del pasajero es "como el sillón de casa" y es un enorme placer apretarle la oreja al animalillo y sentirte catapultado hacia delante. ¡Eso sí! ¡Acuérdate de frenar antes de la próxima curva!


Salimos de Las Vegas hacia el sureste por la Highway 93 y en seguida nos desviamos hacia el noreste por la East Lake Mead Parkway para luego bordear el Lago Mead y llegar hasta la famosa Presa Hoover que hace frontera entre los estados de Nevada y Arizona. Ingenuamente pensé en que no habría mucho que ver hasta llegar a la Boulder Beach Highway que discurre al lado del lago pero me equivocaba. Simplemente por atrevernos a salir de Las Vegas, Nevada nos premiaba con paisajes desérticos y alucinantes, llenos de magia. Carreteras interminables bajo un inmenso cielo azul, del que colgaba un sol abrasador, rodeados por una tierra rojiza donde sobreviven con mucha dificultad unos arbustos medio raquíticos. El paisaje nos sobrecogía y nos dejaba sin aliento. Y resultaba más espectacular al llegar a Lake Mead, el desierto de agua. La sensación era de completamente alucinante: montado en una enorme moto, con mi chica de paquete, el viento en la cara y el sol en la espalda y en el MP3 sonando "Born to Be Wild".


 Una vez que hubimos entrado en el Lake Mead National Recreation Area, que debe de ser como la "playa de Las Vegas", encontramos una de las construcciones más sorprendentes que he visto en mi vida ¡Un baño en el medio del desierto! Menos mal que estos americanos dan en todo ¡Imagínate que te entra una urgencia en medio del desierto! ¿Qué haces si no encuentras un baño? En fin...

La magia terminó al llegar a la incorporación a la Highway 93 que lleva hasta la Presa Hoover. Todo Las Vegas ha pensado en visitarla y nos metemos en un atasco de 4 millas hasta la presa. Además como he dicho antes las motos en Estados Unidos no serpentean ni usan el arcén ni nada... Y como donde fueres haz lo que vieres ¡Nos toca aguantar la fila!


La avalancha de turistas sobre la presa es tal que se nos antoja que ésta, sólida frente al envite del Río Colorado, va a ceder bajo el peso de la masa de cuerpos pululantes. Aparcamos en un "huequito", echamos un par de fotos y vuelta para Las Vegas por la Highway 93 ¡Hay que devolver la moto a tiempo no vaya a ser que les dé por no devolvernos la fianza! He hecho realidad un sueño: ¡En Goldwing por EEUU!