Bienvenido a Collagium. Un espacio donde se muestran de forma desordenada pequeños instantes congelados de una vida, pensamientos, reflexiones, proyectos... Todo lo que un día tras otro me interesa y conforma pedazo a pedazo mi existencia.


jueves, 2 de diciembre de 2010

Abrigarse en Invierno

Llega el tiempo de las concentraciones invernales  míticas y los moteros tenemos que abrigarnos para evitar que nos cuelguen chupones de hielo de la nariz, mientras nuestros colegas nos bajan de nuestra montura completamente congelados y rígidos. Bragas, pañuelos, sotocasco, sotoguantes, gordos forros interiores del traje de cordura... A veces nada es suficiente para soportar las gélidas temperaturas invernales a lomos de una moto. ¿Qué es lo que nos impulsa a seguir montando cuando el termómetro baja de los cero grados? ¡Qué cruz Señor!

Tenemos la intuición de lo dañino que puede ser el frío para nuestra cuerpo y más si se combina con el efecto del viento, como ocurre montado en moto. La siguiente tabla, recogida del artículo de Wikipedia sobre Sensación Térmica (http://es.wikipedia.org/wiki/Sensación_Térmica) se muestra por ejemplo que sin la equipación adecuada unos inofensivos 10ºC pueden llegar a percibirse como -2.5ºC si circulamos por encima de 50km/h.

Viento en nudos Viento en km/h Temperatura (°C)
Calma Calma 10 7,5 5 2,5 0 -2,5 -5 -7,5 -10 -12,5 -15 -17,5 -20 -22,5 -25 -27,5 -30 -32,5 -35 -37,5 -40 -42,5 -45 -47,5 -50
Sensación térmica por efecto de enfriamiento del viento
3-6 8 7,5 5 2,5 0 -2,5 -5 -7,5 -10 -12,5 -15 -17,5 -20 -22,5 -25 -27,5 -30 -32,5 -35 -37,5 -40 -45 -47,5 -50 -52,5 -65
7-10 16 5 2,5 -2,5 -5 -7,5 -10 -12,5 -15 -17,5 -20 -25 -27,5 -32,5 -35 -37,5 -40 -45 -47,5 -50 -52,5 -57,5 -60 62,5 -65 -67,5
11-15 24 2,5 0 -5 -7,5 -10 -12,5 -17,5 -20 -25 -27,5 -32,5 -35 -37,5 -42,5 -45 -47,5 -52,5 -55 -57,5 -60 -65 -67,5 -72,5 -75 -77,5
16-19 32 0 -2,5 -7,5 -10 -12,5 -17,5 -22,5 -22,5 -25 -30 -35 -37,5 -42,5 -47,5 -50 -52,5 -57,5 -60 -65 -67.5 -70 -72,5 -77,5 -80 -85
20-23 40 0 -5 -7,5 -10 -15 -17,5 -22,5 -25 -30 -32.5 -37.5 -40 -45 -47.5 -52.5 -55 -60 -62.5 -67.5 -70 -75 -77.5 -82.5 -85 -90
24-28 48 -2,5 -5 -10 -12,5 -17,5 -20 -25 -27,5 -32,5 -35 -40 -42,5 -47,5 -50 -55 -57,5 -62,5 -67,5 -72,5 -75 -77,5 -80 -85 -90 -95
29-32 56 -2,5 -7,5 -10 -12,5 -17,5 -20 -25 -30 -32,5 -37,5 -42,5 -45 -50 -52,5 -57,5 -60 -65 -67,5 -72,5 -75 -80 -82,5 -87,5 -80 -95
33-36 64 -2.5 -7.5 -10 -15 -20 -22.5 -27.5 -30 -35 -37,5 -42,5 -45 -50 -55 -60 -62.5 -65 -70 -75 -75.5 -82.5 -85 -90 -92.5 -97.5
Vientos superiores a los 64 km/h producen un peligroso efecto adicional PELIGROSO MUY PELIGROSO
Las partes del cuerpo expuestas al viento se pueden congelar en 1 minuto
EXTREMADAMENTE PELIGROSO
Las partes del cuerpo expuestas al viento se pueden congelar en 30 segundos
PELIGRO DE CONGELACIÓN DEL CUERPO HUMANO EXPUESTO AL VIENTO SIN LA APROPIADA VESTIMENTA

Cuanto menos viento menos frío. ¿Qué tenemos que hacer para evitar congelarnos a lomos de una moto? La respuesta es que: tenemos que protegernos del viento; conservar el calor corporal; evitar la transpiración por estar excesivamente abrigado; y alejar la humedad de la piel. Pero sobre una moto no sólo hay que evitar la congelación sino que hay mantenerse caliente para estar alerta y conservar la rapidez de reflejos, especialmente en viajes largos. Por encima de todo hay que detectar los primeros síntomas de hipotermia: el entumecimiento de pies y manos; y el aletargamiento, que nos pueden llevar a sufrir un accidente. Si comienzas a sentir cualquiera de ellos, reduce la marcha y para en el primer área de descanso para confortarte con un café caliente y entrar en calor.

En invierno las motos que mejor nos protegen son las que mejor nos aíslen del aire, todas aquellas que tengan un carenado envolvente y una gran pantalla para alejar el viento del torso y la cabeza. Pero ¿qué más tenemos que hacer para protegernos? Los medios que podemos emplear son dos: vestir con múltiples capas y usar prendas del tejido adecuado en cada una. La razón de vestir en capas es porque poniendo o quitando alguna lograremos estar siempre calientes pero sin llegar a sudar y además se consigue algo de aislamiento extra con el aire atrapado entre ellas. Usar prendas del tejido adecuado hará que vayamos más cómodos y abrigados. Las capas principales son tres: una capa directamente en contacto con la piel, sobre ésta, una capa que mantenga el calor corporal y encima de todo, una capa que nos proteja del viento y de la lluvia.

La primera capa debe funcionar como una segunda piel. Su función principal es mantener nuestra piel seca y evacuar lo más rápidamente posible la humedad de nuestra transpiración hacia el exterior para que no nos robe el calor al evaporarse. El material más adecuado es la seda o materiales sintéticos específicos que reciben diversos nombres comerciales. Debe cubrir todo el cuerpo menos la cara: calcetines, pantalones, camiseta de manga larga, sotoguantes y sotocasco. Uno de los errores más comunes es utilizar ropa de algodón. El algodón es hidrófilo, es decir, "le gusta el agua". En un principio nos mantendrá secos humedeciéndose él pero no evacuará esta humedad hacia las capas exteriores y una vez que esté empapado utilizará el calor corporal que tanto necesitamos mantener, para secarse.

Encima de esta capa pondremos la de abrigo, una capa que conserve el calor corporal y que sea lo más transpirable posible. El tejido tradicional más adecuado es la lana pero no puede competir con la más moderna fibra polar que  es más fina y ligera y abriga lo mismo. Dependiendo de la temperatura y de la protección de nuestra moto nos pondremos una braga; un jersey polar; unos pantalones, también de fibra polar; y unos calcetines de lana o tejido técnico. También forman parte de esta capa los forros de la chaqueta y los pantalones de cordura.Generalmente no suele ser necesario poner nada sobre el sotocasco porque el casco ya proporciona el aislamiento término necesario.

Lo primero que hace nuestro cuerpo para mantener el calor en los órganos vitales, cerebro, corazón, etc, es reducir la circulación periférica, es decir las manos y especialmente los pies se nos quedan fríos. Es por esto que de las prendas de abrigo hay que prestar especial atención a los calcetines. No deben ser muy gordos puesto que necesitamos mantener el tacto en la medida de lo posible, para manejar las palancas. Además las botas tienen que cabernos encima sin apretar en ningún punto. Tampoco deben apretarnos los elásticos puesto que podría dificultar la circulación y dejarnos los pies fríos y entumecidos. En definitiva necesitamos unos calcetines de lana tupida o de un tejido técnico, no demasiado gordos y que sean altos, prácticamente hasta la rodilla para que el elástico no nos apriete en el gemelo.


Por fin, la capa exterior del equipo de un motero cumple la doble función de protección y aislamiento. Debe ser una capa impermeable y cortaviento para impedir que penetren los agentes meteorológicos externos, pero a la vez debe permitir la transpiración. Los tejidos estrella para esta labor son el Gore-Tex o cualquier otra de las innumerables denominaciones comerciales similares para este tipo de material. Esta capa exterior está formada por los guantes, la chaqueta, los pantalones, las botas, que suelen ser de cuero y no nos olvidemos del casco. Generalmente las prendas de motero tienen esta capa recubierta de cordura que sí se empapa cuando llueve. A la cordura se le suele proporcionar un tratamiento impermeabilizador a base de polímeros de flúor que se va perdiendo con el uso y se elimina definitivamente al lavar la prenda. Existen aerosoles para renovar este tratamiento y que es conveniente usar de cuando en cuando y casi obligatiorio después del lavado. En cualquier caso cuando se circula mucho tiempo bajo la lluvia o bajo lluvia muy intensa es mejor utilizar un traje de plástico puesto que la cordura puede terminarse empapando y la evaporación de este agua nos llevaría a perder el calor que tanto necesitamos mantener.

Como norma general cuanto mejor calidad tengan las prendas que usemos más cómodos y calentitos iremos. Las prendas de menor calidad tendrán que ser muy gordas para abrigar, y sustituirán los tejidos técnicos más caros, como el Gore-Tex, por otros menos efectivos que cumplirán peor su función. Las prendas de mayor calidad serán más finas y abrigarán lo mismo o más, tendremos menos sensación ir embutidos en capas y capas de ropa e iremos igual de protegidos y calentitos.

lunes, 4 de octubre de 2010

Periodistas mentirosos.

¿Sorprendente título verdad? El otro día me encontré en Facebook una entrada de "Yo me voy con Alejandro" que apuntaba a un video-reportaje de Cuatro titulado "Motoristas Suicidas". Los testimonios de la gente de Montanejos, Valencia,  nos cuentan que viven aterrorizados por los motoristas. Ayer domingo vi un reportaje primo hermano en La 1, en el programa España Directo "Miedo a las Carreras". Este se centra en el pueblo de Alcublas, también en Valencia. En él incluso aparece el testimonio de un rústico pastor que asegura que "las borregas se esbarran y se van pero locas..." Curiosamente ambos se ilustran con imágenes de motos circulando de forma totalmente normal, por una carretera peligrosa y con los guardarrailes sin SPM instalados. Pero de eso... ¡Chitón!

Es bien posible que en los lugares a que se refieren los reportajes tengan problemas de tráfico el fin de semana, por tener una carretera de un trazado singular y bonitos paisajes. Por supuesto, tendrán problemas con conductores circulando a velocidad excesiva, y no sólo motoristas, con conductores borrachos, con los que hablan por el móvil, y con esos que se empeñan en no ponerse el cinturón de seguridad o el casco, etc. ¡Como en todas partes! Pero lo que dicen en esos reportajes mentirosos no es esto. Dicen que hay dos pueblos en Valencia en que la gente vive aterrorizada por los motoristas y por las "carreras". No es de extrañar puesto que según dos de los entrevistados los motoristas van poco menos que tirándose debajo de los coches ¡Para fastidiar! Supongo.

En ninguno de los dos reportajes aparece la opinión contraria de ningún motero. ¿Los moteros no tenemos derecho a hablar? ¿Acaso no tenemos derecho a circular por la carretera? ¿Como grupo no tenemos derecho a la buena fama? ¿Estamos demasiado ocupados sembrando el terror entre las gentes rústicas para detener nuestras máquinas de la destrucción y opinar? ¿Todos los moteros circulamos siempre a velocidad excesiva, haciendo locuras y somos unos suicidas? Estas afirmaciones son tan ciertas como que todos los periodistas son unos mentirosos.

Partamos de la base de que todos hemos cometido alguna imprudencia al volante alguna vez. Una persona que nunca haya tenido contacto con el ambiente motero puede llegar a creerse estas informaciones sesgadas y pensar que los moteros son la reencarnación de Atila y sus hunos. Para los que pertenecen o conocen este ambiente serán simplemente ridículas. Los moteros somos personas, como cualquier otra, pero a los que nos gusta viajar en moto. Disfrutamos de cada kilómetro que realizamos y generalmente respetamos las normas de circulación. ¡Nos va la vida en ello, más que a los que viajan en coche! En general somos muy solidarios, entre nosotros y con los demás; la inmensa mayoría de los moteros se saludan cuando se cruzan en la carretera. Aparte de esto, no es nada raro hablar con un motero al que no conoces de nada en una gasolinera cuando lo único que te une a él son las motos y haber coincidido al echar gasolina. Tampoco es extraño el que se pone a hablar con el compañero que para a su lado en un semáforo y mucho menos si se tiene la misma moto que él. Por no hablar de una avería... Si se ve a otro motero averiado se para inmediatamente, se le pregunta si necesita ayuda y si está en la mano de uno se le proporciona. La inmensa mayoría de los moteros se comporta así la inmensa mayoría del tiempo.

Que una cadena como Cuatro se califique de demonios a un colectivo como el motero resulta ofensivo, pero lo que es sangrante es que se haga en La 1, que es una cadena que se sufraga íntegramente con nuestros impuestos, también los de los moteros. ¿Qué se puede hacer? Yo voy a reclamar. Aparte de escribir esta entrada en mi blog que, seamos sinceros, no va a leer ni mi madre, voy a escribir a los señores de Cuatro (internet@cuatro.com) y a la Defensora del Espectador de RTVE. Y voy a tratar de hacerme oír en todos los foros a mi alcance: Facebook, los foros de motos que frecuento, tratar de involucrar a las asociaciones moteras a las que pertenezco... Digo lo mismo que la Mafalda del genial Quino "desde su humilde sillita": Señores periodistas de Cuatro y especialmente señores periodistas de La 1, desde mi humilde bloguito les exijo que pidan perdón por haber atacado al colectivo motero y rectifiquen, puntualicen su información y dejen hablar a todos. Cuenten la verdad.

viernes, 1 de octubre de 2010

Julieta cumple 20000

Julieta es pequeña, pulida, suave; tan dura por fuera, que se diría toda de plástico y con chasis de acero. Sólo los espejos de azabache de sus retrovisores son frágiles cual dos escarabajos de cristal reflectante.

Permitidme que me tome la licencia de empezar esta entrada así. ¡Ya le gustaría a mi prosa compararse con la de Juan Ramón Jiménez! Valga esta copia rectificada para ilustrar que la ternura que siente un motero por su montura es similar a la de Juan Ramón por Platero.

El caso es que Julieta, mi Honda Deauville negra del 2008, ya no es tan pequeña: Ha cumplido 20000km. Puede parecer que no son demasiados kilómetros, la estrené en noviembre de 2008, pero sí han sido muchas vivencias: Ruta de los Penitentes, Ruta de los Puertos Míticos, Reunión libre de Estrella de Javalambre; Viajes en pareja a Gredos y Cuenca y muchas noches de viernes a cenar a El Pardo; muchas salidas de sábado o domingo y sobre todo muchos trayectos diarios al trabajo. Sobre Julieta he pasado calor, frío, miedo, he soportado las inclemencias del tiempo: nieve, lluvia...


Primeros 20000km de Julieta
Recuerdo el día en que Madrid se quedó colapsado por una nevada colosal: Fue el viernes 9 de enero de 2009. Julieta y yo salimos de casa sobre las 7:30, como todos los días y recorrimos los 11km que le separan de mi trabajo, cerca del aeropuerto. Entonces nada hacía suponer lo que pasaría después. Cuando entrabamos al garaje del edificio, antes de las 8 de la mañana, comenzaban a caer los primeros copos. Pocas horas después, Madrid quedaba sepultado debajo de un manto blanco. Los autobuses y los coches privados no podían moverse prácticamente y el metro estaba completamente colapsado por madrileños que trataban de llegar de un sitio a otro. La gente nos quedamos atrapados allí donde estábamos, en sus casas, en el trabajo... Cuando llegó la hora de salir lo más prudente hubiera sido dejar la moto tranquilamente aparcada en el garaje y volver a casa en metro, pero... ¿Quién opta por lo más prudente? Además la semana siguiente la había cogido de vacaciones y no me seducía en absoluto la idea de abandonar la moto en el garaje del trabajo a la vista de cualquiera y sin posibilidad de candarla a una columna. Ni corto ni perezoso me dispuse a roturar la nieve con los neumáticos.

Leí en un foro que a modo de cadenas, lo mejor era poner bridas a las ruedas y como siempre llevo casi de todo en las maletas, las llené de bridas. Lo más duro fue subir por la empinadísima rampa de salida del garaje, que estaba helada y poco transitada. Una vez en la calle me encontré que los escasos 50 metros que me separaban de la calle principal, por donde ya habían pasado quitanieves, estaban cubiertos de nieve por la que nadie había transitado. Me detuve y pensé ¡Estoy loco! Nadie ha salido por aquí ni siquiera en coche y yo voy a hacerlo con una moto de carretera con los neumáticos llenos de bridas. En estas ocasiones me suele venir a la cabeza la frase que tanto decía mi  extraordinario abuelo Perlín y que mi madre tanto me ha repetido: "De los cobardes nunca se dijo nada". Recuerdo con horror el haber patinado en al menos dos ocasiones con la rueda delantera que horadaba la nieve virgen dejando un surco de unos 10 cm de profundidad.

El resto del trayecto, desde la calle principal, lo realicé muy despacio, en marchas largas y siempre por el arcén con las luces de emergencia encendidas y transcurrió sin mayores incidentes. De nuevo Julieta se las ingeniaba para llevarme sano y salvo hasta casa.

He vivido otras muchas experiencias maravillosas a lomos de esta máquina y me quedan muchas más esperándome a cada nuevo kilómetro que recorreré pero creo que lo que no volveré a repetir es abrirme camino por nieve virgen.


viernes, 9 de julio de 2010

Riders' Luggage

Have you ever tried to persuade your wife to travel light? ‘Dear do you really think that we will need our own cups and dishes when we arrive in Kathmandu?’ Someone might be inclined to ask to his beloved wife while she is carefully packing in bubble wrap every single piece of the delicate china inherited from her grandma before a long weekend visit to Nepal. Imagine the great amount of tactful diplomacy that riders, despite their rude and tough look, need to deploy for making their partners pack all they need for a twenty day trip to Cape North (a kind of Mecca for European bikers) in a tiny bag that fits inside the side-case of a motorbike.

Traveling by motorbike does not only represent an adventure and a physical challenge but also a great planning and optimization exercise, similar to the one necessary for a mountain-climbing expedition, for instance. Travelling by bike adds to the general discomfort of travelling, particularly that of an open-air means of transportation and very limited luggage space, especially if you travel with another person. If you don't travel by bike you may wonder who would want so much suffering by his own free will. The pure act of displacement, going from one place to another, is generally considered a mere burden; one is always willing to arrive in the destination as soon as possible (think of motorways/highways). The truth is that you only begin to know what traveling is when you go by motorbike, on foot, by bicycle or similar means. The importance of the destination begins to fade and enjoying the road becomes a relevant part of the experience (one tries to find the colorful roads and keep away from highways). There is a very well-known bikers saying that illustrates this: Only a biker knows why a dog sticks his head out of a car window.

There are two main ways of relieving the discomfort of travelling by motorcycle: wearing the appropriate equipment (helmet, gloves, jacket, trousers, boots, etc.) and optimizing the luggage. The former one helps you minimize the effects of weather on an open air vehicle, and the latter is the only way to ensure you will not forget anything necessary. In this essay we will focus on the luggage. Preparing luggage for a specific trip requires a great effort in planning and optimization. If you are a last-minute packer this will make no sense for you. Just pack what falls out from your closet when you open it, but be sure to grab your credit card: you'll need to buy what you forgot. On the other hand if you obsessively plan everything to the last detail, you will be glad going through the steps in the following paragraphs (and maybe writing an essay about it later).

First of all we should write down a detailed list with all the items. Maybe it is not worth the effort for a weekend trip but it definitively is for longer ones. There are some essentials like money, credit cards, ID or driving license that we do not want to forget but there are also items in many other categories that have to be considered. We do not want to forget our riding gear (gloves, helmet…); accessories for the bike, like some tools or a cover to protect it from dew; navigation and communication equipment, like a map or our cell phone and its charger; day-to-day clothes, we definitively will not need our dinner jacket (tuxedo) but we do not want to burst into a restaurant in Copenhagen dressed in leather and cordura. We must also remember a first aid kit, our toilet bag, a little knife, our photo camera and depending on the specific type of trip, we may also need sheets or a sleeping bag, a towel etc.

The second step is assigning a level of necessity to each item and to write it down on our list. Some are essential for the trip, money or our driving license that can’t be forgotten. The necessity level of the rest of the items depends on the person and the trip. These are the categories I can think of, listed from the most to the least necessary: items that may prevent an emergency (a rain-suit or a polar fleece sweater to keep us warm and dry); items that are essential in case of emergency (a cell phone); items that may solve or assist on dealing with an emergency (a screwdriver or a flashlight/torch); items for travelling more comfortably (an iPod or intercoms); items to make emergencies less uncomfortable (hand wipes); and at lasting, not-so-necessary items (our national flag to pose with for the photos). In most cases it will be necessary to go through the list several times trying to satisfactorily fit those items whose category may not be so clear.

The third task is to decide the most suitable place to store every item and note it down on the list. This will also depend strongly on the bike, the biker and the trip itself. If you are planning a long trip by motorbike you most likely have a touring motorbike, a big cruiser or a trail bike, already equipped with saddlebags or side-cases, a top-case, a tank bag and maybe a luggage rack on the top-case. If you have a super sport bike things simplify sharply: there’s only space for your credit card. In my case, I have a touring bike with side and top cases and two front compartments one at each side of the handlebars and I add a tank bag for long trips. There is a delicate blend of reasons to make one decide which is the best place for storing each item. ‘Reachability’, security concerns and personal preferences are issues to take into account. It is also advisable to place very heavy items close to the center of gravity when possible (tank bag), along the centerline of the bike or symmetrically distributed and never to exceed the cargo limit. For instance, you may want to have your camera within reach at all times which may suggest that the tank-bag, right in front of you when riding, is the place for it. Nevertheless this will force you to carry the tank bag along with you on every single stop to keep your camera away from pickpockets so maybe the top-case will result a much safer place for the camera, although this will make you get off the bike and unlock it for taking a picture. All this may not be an issue when traveling in less populated regions of the world. There may be no unique solution for distributing your luggage and finding the one that works for you may require some trial and error. As a general rule I trend to store in the side-cases the day-to-day clothes, toiletries and everything that will not be necessary until we are in the hotel at night. I put in the tank bag everything we will use on every stop or that things that you need to keep within reach and will not cause any security issue like the rain suits or our neck gaiters. Finally I reserve the top-case for those things that we may need during the trip like an extra polar fleece sweater and those that must be stored in a secure place, like our camera.

Only after this last stage should we put the pen aside and actually start packing. There is no way of being sure that all that we decided to store in some specific place will actually fit in. We will surely need to make some last minute redistribution and maybe even be forced to leave something. Our necessity classification will be very useful at this point. It is not a bad idea to start packing several days before departure especially if we don’t have much experience.

Despite the time and effort spent on the luggage we will surely leave something essential at home and carry along some knick-knack that we will never use during a trip. The most careful planning will never reach the level that only a great amount of experience can provide. Always remember that if your luggage doesn't fit in and you have already developed the necessary suggestion ability to persuade your wife to travel by motorcycle it will be almost effortless to make her see how convenient it is for her to drive the luggage by car while you still resign yourself to going by bike.

lunes, 17 de mayo de 2010

Lunes de lunes.

Julieta me está llamando desde el garaje. Su voz profunda, esa voz que atraviesa los espacios vacíos y los muros que los separan y que en realidad surge desde lo más profundo de la repugnancia del alma, me dice: ven, vámonos a disfrutar del sol que ya calienta los huesos y del aire que todavía está fresco y de los paisajes, esos que se esconden más allá de la próxima curva, más allá de la siguiente loma, cada vez más exóticos cuanto más te acercas al horizonte. Vámonos a fundirnos con el asfalto, la tierra, el paisaje, y el viento en un negro remolino de plata, para ser como un suspiro que cuando se ha exhalado ya no es más que un recuerdo vago y sin sentido.

Un gusanillo con ojos pillos me mordisquea el alma tiernamente. Pero mi alma está prisionera, le atan unas cadenas de oro y platino y otras de cuero y tachuelas, nada tan resistente que no se pueda romper si se da un tirón decidido pero los mordiscos del gusano son juguetones y no son suficiente acicate. ¿Si el gusano muda de humor un día y muerde con saña, estará mi alma decidida a la batalla y a la huida? ¿O se quedará acomodada viendo como se pierde, pedazo a pedazo y lamentándose de las flojas cadenas que le atan? Mientras tanto todo es sueño.

sábado, 15 de mayo de 2010

Zapatos para Julieta (2ª Parte)

(Viene de Zapatos para Julieta)

Han pasado dos meses y medio desde que publiqué la primera parte de esta entrada (ver aquí), aunque a mi más bien me ha parecido un siglo. He tenido una vida personal y profesional muy intensas y casi no he parado en Madrid. Si a estos compromisos se les añade que el tiempo está revueltillo y que llueve día sí, día también. ¡No he podido salir con mi moto para probar las ruedas nuevas! Cada vez que bajo al garaje Julieta me mira con esa cara triste que sólo ella sabe poner con su único ojo en el centro del morrito y sus dos retrovisores caídos de tristeza y soledad. Por fin el sábado pasado el tiempo nos daba unas pocas horas de tregua por la mañana que mi amigo y compañero Luís con su FZ6 N (Fazer 600 naked) y yo aprovechamos para dar una vuelta. ¡Por fin podría poner a prueba mis Pirelli Angel ST!

Quedamos en Plaza de España no muy temprano, la ruta era corta porque no confiábamos en que no lloviese. La idea que teníamos en mente era salir de Madrid por la Autovía de Extremadura y desviarnos hacia San Martín de Valdeiglesias a la altura de Navalcarnero por la M-507. Hay varios tramos de curvas bastante buenas en esta carretera. Después subiríamos por Robledo de Chavela hacia la conocidísima Cruz Verde a tomar una "sin alcohol" y vuelta a casa por El Escorial y Galapagar.


Ver mapa más grande

Yo estaba a la vez emocionado y preocupado ante la prueba de los nuevos neumáticos aunque al final de la ruta demostraron que no había ningún motivo de preocupación. Hasta llegar a San Martín de Valdeiglesias hubo mucho tráfico. Rodamos prácticamente todo el camino detrás de inmensas filas de coches lideradas por entrañables ancianos al volante de sus venerables coches, todos tenemos derecho a usar las carreteras aunque a veces nos creamos que somos los dueños. Los tramos donde está permitido adelantar en estas carreteras reviradas y llenas de rotondas son escasos y no queda más que practicar la santa virtud de la paciencia. Como no hay mal que por bien no venga, durante este tiempo yo tuve oportunidad de ir haciéndome con los neumáticos e ir aumentando paulatinamente la tumbada en las curvas y mi confianza en ellos.

Por fin pasado San Martín de Valdeiglesias encontramos el primer tramo sin tráfico y pudimos disfrutar primero de un tramo largo con curvas rápidas y abiertas y luego en la subida a Robledo de Chavela de una carretera lenta, revirada y muy divertida. Aquí es donde pude probar de verdad los Angel ST. ¡El resultado fue espectacular! La moto se maneja mucho más fácilmente que con los antiguos BT020. Eliminan gran parte del cansancio de los brazos, por no tener que soportar las vibraciones del manillar provocada por el escalonamiento de los últimos. El perfil del Angel ST es redondeado igual que es de los anteriores BT020, no picudo como el del Pilot Road II. No he notado gran diferencia a la hora de tumbar la moto o meterla en la curva, que puede ser por mi falta de experiencia valorando distintos neumáticos. Sólo una profunda sensación de control y seguridad. En varias curvas de 180º, tanto a un lado como a otro, las estriberas llegaron a arrastrar contra el suelo. Sí sí, he escrito bien, no he puesto rozar, he puesto arrastrar, porque eso fue lo que hicieron. Se arrastraron por el asfalto durante un tramo de la curva. No había sensación de descontrol ni de peligro, ni siquiera de que se estaba llegando al límite del neumático, aún parecía que se podía tumbar más con total confianza. ¡Lastima que me preocupe rozar las maletas!

Durante el primer tramo de curvas ámplias de subida era yo quien iba delante y en varias curvas llegué a alejarme ligeramente de mi amigo Luís con su Fazer. ¡Para que luego algunos vayan diciendo por ahí que la Deauville es un cacharro! Sólo hace falta tener unos buenos neumáticos y algo de experiencia con la moto.

Llegamos a La Cruz Verde con una gran sonrisa en los labios y con muchas incidencias que comentamos tomando unos refrescos y un par de pinchos de tortilla que resultaron de lo más sabroso. Afortunadamente la lluvia nos respetó los suficiente como para que comenzase a llover cuando ya habíamos aparcado las motos sanas y salvas en Madrid.

Definitivamente puedo afirmar que he ganado mucho con el cambio de los neumáticos. Si unimos las impresiones del comportamiento de los Pirelli Angel ST en ciudad que ya comenté en la otra entrada (ver aquí) y las que he apuntado aquí podemos concluir que:
  • Los Angel ST son unos neumáticos con un tiempo de calentamiento corto.
  • Tienen un buen comportamiento en mojado, buen agarre y cuando deslizan son nobles y predecibles.
  • Tienen un perfil redondeado neutro que ayuda a que la transiciónes entre curvas sean suaves y agradables. Quizá es este punto el que menos me gusta. Claramente representa una ventaja para el acompañante, cuando se rueda con paquete pero para ir sólo preferiría que fuesen más agresivos.
  • Permiten unas tumbadas muy pronunciadas y transmiten una gran seguridad incluso cuando se llega al límite por geometría de la moto.
Quedan dos puntos por conocer, a saber, la durabilidad que sólo con el tiempo se puede determinar y si son tan precedibles y nobles en seco como lo son en mojado, lo que excede por mucho la capacidad de pilotaje de este motero.

En resumen unos neumáticos estupendos y una fantástica mañana de ruta para contar y recordar.

jueves, 22 de abril de 2010

En Goldwing por Nevada

Más fotos en Picasa

Lo que más me sorprende cuando llego a Estados Unidos es lo grande que es todo: los coches; los vasos de Cocacola; la gente; las raciones de comida... Hasta las palabras son grandes. Allí nada es "good" o "nice" todo es "awesome". ¿Qué opciones te deja esto para alquilar una moto en Las Vegas, la ciudad del exceso? Una vez que ya llevábamos una semana allí y estábamos medio adaptados al estilo de vida ¡No vas a alquilar un Vespino! Estuvimos considerando dos opciones: una Electra Glide o una Goldwing. Si hubiésemos llevado una semana más en USA seguro que habríamos alquilado la Electra Glide que hace más ruido. Pero con sólo una semana aún nos quedaba algo de europeo dentro y nos decidimos por la más discreta Goldwing.



Nos dirigimos a un prestigiosísimo negocio de alquiler de motos donde fuimos maravillosamente atendidos por una chica que curiosamente nació la misma fecha que yo aunque unos años después. Una vez pagados los $1000 de fianza por la motarraca salimos a rodar por el centro de Las Vegas: "The Strip", la calle donde están todos los hoteles que vemos en las pelis.


La moto me sorprendió muy gratamente. Por supuesto es un dechado de tecnología, todo lo que siempre has soñado tener a bordo de una moto lo tienes instalado de serie: navegador, radio/cd con entrada para MP3, control de la presión de las ruedas, control de crucero, cierre centralizado, marcha atrás... En parado no es tan torpe como pudiera parecer en un principio aunque la marcha atrás es imprescindible si no quieres tener que andar reclutando transeúntes para que te ayuden a desaparcar. Una vez que la moto está en movimiento el centro de gravedad tan bajo que tiene es de gran ayuda y al final resulta una moto relativamente ágil, eso sí, olvídate de serpentear entre los coches... que por cierto en EEUU no se hace, las motos van tranquilamente detrás de éstos, en amor y compaña. Lo que sí me disgustó de la moto es lo difícil que es mantener la estribera alejada del asfalto, en curvas cerradas hay que ir con cuidado y entrar relativamente despacio para no llevarse el sustazo. Dos cosas completamente indiscutibles son la inmensa comodidad de la máquina y la potencia del motor. Según mi artillera de cola, el asiento del pasajero es "como el sillón de casa" y es un enorme placer apretarle la oreja al animalillo y sentirte catapultado hacia delante. ¡Eso sí! ¡Acuérdate de frenar antes de la próxima curva!


Salimos de Las Vegas hacia el sureste por la Highway 93 y en seguida nos desviamos hacia el noreste por la East Lake Mead Parkway para luego bordear el Lago Mead y llegar hasta la famosa Presa Hoover que hace frontera entre los estados de Nevada y Arizona. Ingenuamente pensé en que no habría mucho que ver hasta llegar a la Boulder Beach Highway que discurre al lado del lago pero me equivocaba. Simplemente por atrevernos a salir de Las Vegas, Nevada nos premiaba con paisajes desérticos y alucinantes, llenos de magia. Carreteras interminables bajo un inmenso cielo azul, del que colgaba un sol abrasador, rodeados por una tierra rojiza donde sobreviven con mucha dificultad unos arbustos medio raquíticos. El paisaje nos sobrecogía y nos dejaba sin aliento. Y resultaba más espectacular al llegar a Lake Mead, el desierto de agua. La sensación era de completamente alucinante: montado en una enorme moto, con mi chica de paquete, el viento en la cara y el sol en la espalda y en el MP3 sonando "Born to Be Wild".


 Una vez que hubimos entrado en el Lake Mead National Recreation Area, que debe de ser como la "playa de Las Vegas", encontramos una de las construcciones más sorprendentes que he visto en mi vida ¡Un baño en el medio del desierto! Menos mal que estos americanos dan en todo ¡Imagínate que te entra una urgencia en medio del desierto! ¿Qué haces si no encuentras un baño? En fin...

La magia terminó al llegar a la incorporación a la Highway 93 que lleva hasta la Presa Hoover. Todo Las Vegas ha pensado en visitarla y nos metemos en un atasco de 4 millas hasta la presa. Además como he dicho antes las motos en Estados Unidos no serpentean ni usan el arcén ni nada... Y como donde fueres haz lo que vieres ¡Nos toca aguantar la fila!


La avalancha de turistas sobre la presa es tal que se nos antoja que ésta, sólida frente al envite del Río Colorado, va a ceder bajo el peso de la masa de cuerpos pululantes. Aparcamos en un "huequito", echamos un par de fotos y vuelta para Las Vegas por la Highway 93 ¡Hay que devolver la moto a tiempo no vaya a ser que les dé por no devolvernos la fianza! He hecho realidad un sueño: ¡En Goldwing por EEUU!

sábado, 6 de marzo de 2010

Zapatos para Julieta

Julieta, mi Honda Deauville,  ya tiene 15000 kilómetros y todavía conserva las ruedas originales, unas Bridgestone Battlax BT020. Son unos neumáticos de tipo sport-turismo que me han dado bastante buen resultado, como demuestran los kilómetros recorridos y si no estuviese lloviendo tanto este invierno trataría de alargarlos un poco más.

Me anima aun más a cambiarlos el que son unos neumáticos antiguos,  Bridgestone los ha sustituido por los Battlax BT021 (que además van a ser sustituidos pronto por los BT023). En cuanto a rendimiento no tengo demasiadas quejas: en seco siempre me han proporcionado un excelente agarre, desde el centro hasta el hombro del neumático; y han tenido una duración sobresaliente. Los puntos débiles de estos neumáticos son: los ligeros sustos en mojado, sobre todo sobre las líneas blancas, más en frío aunque también calientes; y sobre todo muchas vibraciones en el manillar, el dibujo del canal central de la rueda delantera provoca un tremendo temblor. Tiembla tanto que al día siguiente de tener la moto llamé al concesionario y pese a sus objeciones les obligué a hacerme un equilibrado de la rueda delantera. Sobra decir que el resultado fue que la rueda estaba equilibrada.

Mi experiencia con las dos ruedas no es larga. Antes que a Julieta sólo tuve una Kymco Venox, de tipo custom y que me duró los dos años de limitación obligatoria. Cuando la vendí tenía 12000 kilómetros y los neumáticos originales prácticamente intactos, unos Maxxis que en frío parecían más cuchillas de hielo que ruedas de moto. Nunca me había parado a pensar la ardua tarea que es elegir un neumático para una moto de "touring", son muy exigentes con los neumáticos. No son motos tan explosivas como las "racing" pero tampoco son motos tranquilotas como las "custom". A los neumáticos se les exige una dosis bastante elevada de deportividad y a la vez una alta durabilidad. La goma con que se fabrican en la actualidad todos los neumáticos de "touring", al menos los de las grandes marcas, son del tipo bicompuesto. La banda de rodadura, la zona con que la rueda toca el suelo mientras rueda vertical, está fabricada de un compuesto más duro que los flancos. Esto garantiza una larga vida del neumático en autopista, por ejemplo. Los flancos que es la zona donde apoya la rueda en las tumbadas están fabricados de una goma más blanda que asegura buen agarre en curva.

Las opciones posibles para son: Bridgestone Battlax BT021, Metzeler Z6, Metzeler Z6 Interact, Continental Contiroadattack 2, Dunlop Sportmax Roadsmart, Pirelli Diablo Strada, Pirelli Angel ST y Michelin Pilot Road 2.

¡Vamos a jugar a los descartes! En primer lugar voy a desestimar el BT021 ya que lo van a sustituir pronto por el BT023. ¿Para qué lo voy a probar si aunque me guste no voy a poder repetir con él?. ¡Uno menos! Sigamos... Buscando información por internet me crucé una comparativa algo antigua de la revista La Moto (nº207 de Julio de 2007). Según ésta el Pirelli Diablo Strada y el Metzeler Z6 son muy parecidos y junto con el BT021 de prestaciones algo inferiores al Michelin Pilot Road 2. El resto de neumáticos quedaban por debajo en la clasificación. El Pilot Road 2 es el neumático que todo el mundo te recomienda, parece que no queda otro remedio que montarlo. Según varios comentarios en foros de personas que lo tienen o lo han probado, es un neumático fantástico, con muy buena durabilidad y muy buen agarre y comportamiento en curva pero muy frío, hay que rodar varios kilómetros de curvas antes de que el neumático adquiera la temperatura óptima de trabajo. Esto obviamente favorece la durablidad pero penaliza los desplazamientos cortos. Sin duda si no usas la moto más que para viajar o hacer salidas es tu neumático. Pero yo también uso la moto diariariamente para ir al trabajo. Son sólo 11km por Madrid, en que vas despacio, pasando sobre las líneas blancas de los pasos de cebra y que cuando llueven son auténticas trampas. ¡No me valen unos neumáticos frios! Tristemente tengo que descartar el que parece el "rey" de los neumáticos actuales, los Pilot Road 2.

Las dos opciones que me quedan son los Metzeler y los Pirelli. Según el propio Pirelli los Angel ST, que han salido después de la comparativa, son superiores en duración y en prestaciones al Pirelli Diablo Strada y puesto que éste es muy parecido al Z6, el Metzeler también debe ser peor que el Angel ST. ¡Por la chimenea de la Capilla Sixtina sale la fumata blanca! ¡Habemus Papam! Pese a la insistente recomendación de mi mecánico de montar los Michelin, me decido definitivamente por los Angel ST. ¿Cómo se comportarán en carretera? ¿Tendrán una buena duración? Espero poder contarlo próximamente.

(Continúa en Zapatos para Julieta 2ª Parte)

miércoles, 10 de febrero de 2010

Estrella de Javalambre

Estrella de Javalambre es una concentración motera invernal a semejanza de la famosísima Stella Alpina de los Alpes Italianos. Se celebra en el pueblo de Manzanera, al sur de la provincia de Teruel, entre valles profundos y picos nevados y silenciosos, muy cerca de las estaciones de esquí de Javalambre y Valdelinares. La singularidad de esta concentración es el subir en moto hasta el pico de Javalambre por una pista de tierra para recoger la estrella. Lamentablemente en nuestro caso no es un edelweis, sino una insignia con forma de estrella. Julieta Valiente, mi Honda Deauville, no es una moto de trail y no sé cómo se va a comportar en tierra... No sé si conseguiré el codiciado tesoro pero no sólo eso es lo importante: disfrutar de los amigos, de la ruta, tener nuevas experiencias...

He quedado en Manzanera con mis amigos Jano y Pau que vienen desde Barcelona y también irán a la concentración Monche y Corchopan amigos de éstos pero que no conozco. Yo salgo desde Madrid.


En moto no me gusta viajar por autopista, he planeado salir de la A-3 tan pronto como sea posible y seguir por nacionales y comarcales. Entre Tarancón y Cuenca la autovía está en obras en un tramo bastante extenso y se convierte en una carretera en obras, peligrosa, incomodísima y llena de rotondas. Antes de llegar a Cuenca dejo definitivamente la autovía, en la salida 174. Comienzo a sentir el cansancio y del otro lado de la autopista se ve una gasolinera con una cafetería muy prometedora. Aprovecho para llenar el depósito y para descansar un rato. La cafetería es aun mejor de lo que parece y me bebo una Cocacola memorable, sentado en un comodísimo sillón y tomando el sol a través de unas cristaleras con una preciosa vista. Se la recomiendo a todo el mundo.


Continúo mi camino por la N-420. Es una carretera buena y ancha que discurre a través de los paisajes frondosos de las estribaciones de la Serranía de Cuenca. A partir del primer pueblo, Fuentes, la carretera comienza a retorcerse alrededor del Puerto del Rocho. Es la primera carretera divertida del viaje, Julieta se inclina Valiente en las curvas y me llena de adrenalina y emoción.


Pasado El Cañizar me desvío en la CM2250 y continúo por la CM215 hasta llegar a Landete donde tomo la N330 durante unos pocos kilómetros al cabo de los que sigo por un desvío a la izquierda. Comienzo a circular por la CM2230 ¡Qué carretera en tan mal estado! ¡Y encima en obras! Especialmente el tramo que pertenece a la Comunidad Valenciana es lamentable y tardo más de una hora en recorrer los escasos 25km que discurren por esta comunidad. Entrando en Aragón la carretera vuelve a ser transitable y en poco más de una hora de preciosos paisajes llego a Manzanera.

Me esperan, ya comiendo, mis compañeros de aventura (de izquierda a derecha: Jano, Pau, Corchopán y Monche). Las últimas 3 horas de viaje las he hecho sin parar y estoy agotado. Una sopa de verduras y dos huevos fritos con panceta y patatas fritas, junto con la agradable conversación de mis colegas me devuelven a la vida. Es el único restaurante del pueblo y está haciendo el agosto con la concentración. A todos nos parecen excesivos los 15 euros por barba del menú.


Lo peor de esta concentración es la falta de actividades durante la tarde. La organización no ha previsto nada hasta la procesión con antorchas a las 23:30 y la fiesta motera a las 24:00. Lo único que hay que hacer es ir a formalizar la inscripción en el camping. Se encuentra justo en el extremo opuesto del pueblo del apartamento que hemos alquilado pero no hay mal que por bien no venga, tenemos la oportunidad de recorrer el pueblo entero. Sorprende el excesivo ambiente custom y el escaso ambiente trail que parece el apropiado para esta concentración. ¡Si estas motos pueden subir a por la estrella, mi Julieta también!


Después de la inscipción nos quedamos tomando unas cervezas en el bar. Hay muchísima gente pero no hay demasiado ambiente motero. Los grupos no se mezclan y no trabamos conversación con nadie. En esto ha sido una concentración atípica, hemos vuelto sin ninguna nueva amistad.
 

La procesión con antorchas siempre pone el toque pintoresco a cualquier concentracion. Como ninguno llevamos acompañante y no podemos llevar antorcha no nos decidimos a participar en el desfile. Había todo tipo de engendros motorizados paseando por Manzanera, como una inmensa Goldwing con sidecar que el día siguiente nos cruzamos yendo a por la estrella.

La fiesta motera comenzó inmediatamente después. En un amplio salón municipal con paredes blancas se instaló una discoteca ambulante y una barra. La bebida tenía precios asequibles posiblemente porque que el pinchadiscos, que debía de estar en prácticas, subvencionaba el resto de la copa. Cansados de todo el día y hastiados de la mala música, nos retiramos al apartamento a echar una parrafadita y meternos en la cama.



El mayor temor de Corcho y mio era que lloviese durante la noche puesto que nuestras motos, mi Julieta y su R1200RT no llevan ruedas apropiadas para el barro. Afortunadamente el domingo amaneció una mañana seca, fría y soleada, estupenda para montar en moto. Recogimos los cinco mil bártulos que uno arrastra para una concentración y fuimos a quitarnos las legañas con un café, en un bar de pueblo lleno de moteros.


Había llegado el momento de la verdad. Las instrucciones de la organización son claras: Salir del pueblo por el extremo opuesto al camping; aproximadamente a 1km desviarse a la derecha en dirección a Las Alhambras. A partir de este pueblo la carretera deja de estar asfaltada y comienza la tierra. Es en estos instantes, en que uno se adentra en un terreno desconocido, cuando se dice "En cualquier momento me va a resbalar la rueda delantera y me voy a pegar un piñazo que aparte de destrozar la moto, va a hacer que toda esta gente se mofe de mi el resto de la vida ¿Porqué me meteré yo en estas aventuras?". Cuando poco a poco se va ganando confianza en el comportamiento de la moto en el nuevo firme y se levanta ligeramente la vista se encuentra la respuesta. ¡El paisaje es espectacular! Se avanza lentamente por una pista de tierra muy compactada rodeado de colinas que conservan los girones blancos de la última nevada. A lo lejos y delante la Sierra de Javalambre, magnífica y completamente nevada.



De repente la nieve hace aparición en el camino. Primero sólo en los bordes y poco a poco lo va cubriendo todo hasta que en determinadas partes avanzamos en fila india siguiendo las mismas rodadas. En un claro vemos una aglomeración de motoristas. ¡Hemos llegado al final de la prueba! ¡Hemos ganado la Estrella de Javalambre! La organización ha tenido que acortar la ruta por que el camino está inundado de nieve, intransitable sin ruedas especiales.


Al volver a Manzanera llega el momento de despedirse de los amigos y emprender el retorno. Jano, Corcho y Pau vuelven a Barcelona, Monche se queda unos días por la zona haciendo turismo y yo vuelvo a Madrid. Para evitar la CM2230 que en tal mal estado está, decido ir por la A23 hasta Teruel. Resultó ser un gran acierto. La N330 en el tramo de Teruel a Mas Jacinto donde se une con la N440 hacia Cuenca es una carretera divertidísima, llena de curvas y con muy poco tráfico aunque a veces el firme no es muy bueno.


En Cuenca vuelvo a parar en la misma gasolinera pero esta vez en vez de una cocacola en la cafetería, tomo un café. Hace mucho más frío que el sábado y está comenzando a chispear. A la salida me enfundo en el traje de agua que no resultó ser necesario hasta la entrada de Madrid. La gran ciudad me recibe con una ligera llovizna, en realidad llanto de tristeza porque había terminado una fantástica aventura y tendré que esperar muchos meses para la siguiente.

MrFloyd

Cambiando de aire

Hoy, después de varios meses, he visitado mi blog, éste blog. No le presto demasiada atención, me gustaría tener más tiempo para dedicarme a escribir sobre todo lo que me pasa. Con esa intención lo creé hace ya unos meses y desde entonces no he hecho referencia a casi nada de lo que me ha pasado ni de lo que me pasa. Las únicas entradas que hay son una anotación de bienvenida y una referencia a un correo electrónico de tema político, de los que suelo intercambiar con mi amigo Adriá. Nada más.

¡Por falta de experiencias que contar no será! En apenas un par de meses he hecho de todo. A saber: Estas navidades he estado en casa de mis suegros en Canarias; En la familia estamos luchando contra una enfermedad muy grave que nos ha afectado mucho a todos; Hemos vuelto un año más a esquiar a Saint Lary, donde nos ha hecho el "día de nieve de nuestra vida"; Mi novia y yo nos hemos decidido a dar el "gran paso" ¡Incluso hemos hecho el cursillo prematrimonial! Que mira que da eso para contar... ; He ido a una concentración motera, "Estrella de Javalambre" con unos amigos... Así que por falta de experiencias no es, debe ser falta de tiempo y fuerzas.

Pero como debe de ser que soy un tío superficial, lo primero que me ha chocado es la plantilla que elegí en su día para él: demasiados colores, no que sólo tuviese un par de entradas. Menos mal que en vez de pasar y dejarlo para la próxima vez en que sí tenga algo que escribir, me he dicho: "Vamos a cambiar la plantilla y a dejar una reseña de que lo he hecho". Y, ni corto ni perezoso eso estoy haciendo. He elegido otra plantilla, más sencilla de la que tenía y así, para empezar  le he cambiado el color de fondo y el tamaño de los elementos. Ha quedado mejor, creo yo.

Debería establecer una rutina. Debería reservar un par de horas, por ejemplo los viernes por la tarde, para hacer alguna reseña en el blog. A ver si me animo y lo hago. Mientras tanto seguirá triste, vacío y solitario aunque cada vez que lo visite le cambie la plantilla y le haga cien mil cucamonas más. Lo importante de un blog son las entradas y no el color de fondo...

MrFloyd

jueves, 7 de enero de 2010

Torrelaguna



Marco no llegaba. Habíamos quedado a las 9:30, en la misma gasolinera en que me había encontrado con el grueso de los Pachones hace como un mes, para ir a comer setas. El tiempo pintaba estupendo, algo más fresco que unos días atrás pero sin una sola nube en el cielo. Era un precioso día de finales de noviembre. Llené el depósito hasta los topes y aparqué en un rincón al sol. Daba un gusto inmenso dejarse bañar por los últimos rayos de sol de otoño mientras se suelta al pensamiento a volar por cielos apenas bosquejados.

Estaba tan a gusto que me debí quedar ligeramente transpuesto. El sonido del teléfono me sacó de mis ensoñaciones. ¡Marco se había dormido y se acababa de despertar! -Perdona tío, he pasado muy mala noche- se disculpa. ¡No pasa nada! ¡Es domingo a las diez menos cinco de la mañana, todavía queda todo el día por delante para derrocharlo!

Hacemos un rápido cambio de planes. En vez de subir a Rascafría y luego a Navacerrada y a la Cruz Verde, nos vamos al Pantano del Atazar que queda más cerca de casa de Marco. Esto le da tiempo para prepararse mientras yo llego hasta allí por la M-100.

Salgo de la gasolinera y vuelvo sobre mis pasos hasta el desvío a El Goloso. Tomo el tedioso desvío que atraviesa Alcobendas y San Sebastián de los Reyes por el centro. Está lleno de semáforos, rotondas, e incomodísimos “guardias tumbaos” pero ¡cualquier cosa por evitar unos pocos kilómetros de autopista!

Una vez que he dejado atrás San Sebastián de los Reyes y he pasado bajo la A-1,  continúo por la M-100. Es una carretera del tipo nacional, ancha y bien asfaltada. No tiene muchas curvas y las que me voy encontrando son amplias y rápidas. Ruedo por una gran extensión de terreno suavemente aderezado de pequeñas colinas. A ambos lados se extiende una cuadrícula interminable de campos, como si fuese un patchwork gigante, que alternan el color ocre y el verde brillante. La luz blanca del sol de noviembre brilla sobre el paisaje tranquilo. Hace un día estupendo de final de otoño: fresco, seco y soleado. Por medio de la colcha natural se dibuja el negro trazo, rápido y ondulado, de un pintor loco: el asfalto. Sobre él Julieta Valiente, mi Deauvi, rueda alegre, penetrando en el aire fresco y calmo de la mañana como un cuchillo caliente en mantequilla. Antes de darme cuenta estoy llegando a Alcalá.

 Pronto encuentro la gasolinera donde hemos quedado. Apenas me ha dado tiempo a bajar de la moto cuando Marco aparca a mi lado dándome un susto de muerte. Me estaba esperando en la rotonda por la que acabo de pasar, pero como estoy “atocinao” ni le he visto ni me he dado cuenta de que me seguía.

La moto de mi compañero es una de las Deauvilles más customizadas que he visto. Lo que primero salta a la vista son las dos enormes antenas que lleva a la izquierda del soporte del baúl: una para escuchar la radio; y la otra es el comienzo de la instalación de una emisora. –Desde pequeño me han encantado las motos con antenas- me confiesa más adelante. En la parte delantera sorprende el limpiaparabrisas marino de la cúpula. Como es más alta que la del resto de las Deauvilles y ve a través de ella, necesita apartar el agua cuando llueve. También destacan las barras portaequipaje sobre cada una de las maletas, todo está orientado a aumentar la comodidad en grandes viajes.

Entramos en la cafetería de al lado de la gasolinera a tomar un café y enlazar nuestros intercomunicadores. Es la primera vez que lo hacemos. Instrucciones en mano seguimos el complicadísimo procedimiento (estos chismes tienen demasiadas funciones y sólo cuatro botones) Tras varios intentos fallidos logramos que nuestros intercomunicadores se entiendan y sean amiguitos. Veremos qué tal funcionan en carretera… Tranquilamente ultimamos los detalles de la ruta, terminamos las cafés y salimos a coger las motos.

Estamos en territorio de Marco y él conoce bien la zona. A través del intercomunicador me va cantando todos los peligros de la carretera. Me avisa de los “guardias tumbaos “ y hablamos de lo divino y lo humano. ¡Qué bien funcionan los intercomunicadores! Subimos desde Alcalá pasando por Camarma de Esteruelas (siempre supe que terminaría pasando por este pueblo) y Ribadejar en dirección a la N-320 que nos llevará a Torrelaguna. La carretera es mala y peligrosa. Está jalonada de casitas construidas prácticamente al borde de la carretera, con el peligro que esto supone, tanto para los vehículos como para los que viven en ellas. Además está sembrada de rotondas en las que han colocado un “guardia tumbao” a la entrada. Deben de hacerlo por si te descuidas o si por la noche no ves la rotonda con la suficiente antelación no tengas la oportunidad de frenar a la entrada de la rotonda y pagues tu descuido contra el jardincillo central. -¡Así prestas más atención para la próxima!- Como de pequeño me decía mi madre cuando me caía con la bici.

En la intersección con la N-320 giramos a la izquierda. El paisaje comienza a cambiar paulatinamente. Los campos son cada vez menos amplios y las colinas se apretujan a medida que nos acercamos a Torrelaguna. Los árboles de hoja perenne van reemplazando a los cultivos y se acumulan aquí y allí formando pequeños bosquecillos. Comienzan a aparecer las primeras curvas, primero rápidas y luego se van cerrando. Un par de tramos de curvas cerradas nos adelantan lo que nos espera más adelante.

No nos detenemos en Torrelaguna. La mañana está bastante avanzada y hay grupos de moteros que se arremolinan alrededor de sus monturas, en su mayoría BMW y a la puerta de los tres o cuatro bares de la plaza del pueblo. A la salida de Torrelaguna adelanto a Marco para guiar en las curvas en la subida al Pantano del Atazar. Queremos perfeccionar el método de pilotaje que ambos llevamos un tiempo practicando: “El Método de Conducción Policial, conducción proadaptativa.

La vegetación de monte bajo ha desplazado definitivamente a los árboles y el olor a jara y retama impregna el aire frío y transparente. Pero yo ya no tengo ojos ni oídos para el paisaje: la vista fija en el punto de fuga y de reojo atento al estado de la carretera y a cualquier mancha de grasa o tierra en el asfalto para cantarlo a Marco por si no se da cuenta. Comienzan las curvas. ¡Deprisa! Izquierda, derecha y otra vez izquierda. Bailo acompasadamente al ritmo que marca la carretera y mi Julieta me acompaña a la perfección. ¡Más deprisa! En un par de curvas de derecha entro un poco fuerte y rozo el estribo. La adrenalina se me sale por los lagrimales. Segunda, tercera, segunda de nuevo. Al final de una curva a izquierdas de segunda abro acelerador a fondo. Noto como el chasis se retuerce bajo el par del motor. Seis mil vueltas, cinco mil, seis mil otra vez. Un autobús nos parte el ritmo. Me siento seguro encima de la moto, todavía se puede tumbar más, el límite aun está lejos.

Nos las arreglamos para adelantar al autobús en un tramo recto y con buena visibilidad. El tío iba ocupando el centro de la carretera, que es bastante estrecha y no se ha apartado ni un milímetro al ver que adelantábamos.

¡Retomamos el baile! Curva a la izquierda, curva a la derecha… Hay tramos de umbría donde el asfalto está mojado y tenemos que bajar el ritmo, pero no perdemos el compás. A la entrada de una curva a izquierdas la carretera está manchada con arena arrastrada desde un camino adyacente ¡Cuidado!

Coronamos el puerto demasiado pronto y aparcamos en el mirador de El Atazar. El premio es una maravillosa vista sobre el pantano: azul arriba y abajo, cielo y agua y en medio, pinceladas de ocre y verde que calman el corazón, desbocado por subida zigzagueante. ¡Ha merecido la pena el madrugón y además Marco me ha grabado en video subiendo! ¡Estoy deseando verlo!

Decidimos comenzar el retorno. Vamos a seguir hasta el pueblo de El Atazar para tomar una cerveza, sin alcohol por supuesto. Ya repuestos del esfuerzo y más tranquilo volvemos a Torrelaguna y nos despedimos a través de los intercomunicadores. Marco vuelve a Alcalá y yo voy a cruzar la A-1 para coger la carretera de Colmenar y volver a Madrid después de una fantástica mañana de moto.

MrFloyd